Llega la Nochevieja y nos
preparamos para acoger un nuevo año. Algunas personas aprovechan para pensar en
buenos propósitos y otros para empezar los próximos meses con la mejor cara
posible. Cuidar de nuestra piel es cuidar también de nuestro estado de salud,
ya que la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y a través de él nos
relacionamos con nuestro entorno, recibiendo estímulos o protegiéndonos de las
condiciones climáticas o ambientales adversas.
El primer anuncio es la
flacidez que suele aparecer a principios de la treintena, aunque en casos
concretos, puede producirse antes, debido a alguna enfermedad, mala
alimentación, pérdida súbita de peso, dormir poco o situaciones de estrés. Las
personas más delgadas tienen mayor predisposición a la flacidez facial.
Las arrugas acostumbran a
presentarse en esa misma década, sobre todo en el caso de pieles secas. La
causa principalmente la pérdida de colágeno, elastina y reticulina de nuestra
piel. Nuestro organismo "fabrica" estas substancias de modo natural
hasta los veinticinco años aproximadamente, a partir de entonces es
imprescindible la aportación externa de estos elementos si deseamos retardar la
aparición de arrugas y patas de gallo.
Con la edad, la piel puede
perder también transparencia, elasticidad y luminosidad, por falta de vitaminas
(A, C y K). No podemos detener el paso del tiempo pero sí podemos atenuar sus
consecuencias.
En Koré somos pioneros en ofrecer el remodelado facial,
tratamiento que se lleva a cabo con el Remodeling Face, un aparato que tiene
varias funciones: ayuda a regenerar las células, reafirmar el óvalo facial,
atenuar las arrugas e hidratar la piel. Mediante este instrumento aplicamos
sueros, cremas y mascarillas de distintos extractos naturales, según la
necesidad de cada piel.
La parte más importante del
tratamiento es siempre la persona experta, conocedora de la anatomía facial que
con un masaje específico aplica los productos a través de esponjas impregnadas,
modelando el rostro, auxiliada por el Remodelador Facial, cuyas corrientes
eléctricas hacen penetrar dichos productos en las distintas capas de piel.
Con este procedimiento, rostro
y cuello "hacen gimnasia", es decir, se tonifican, moldean y cambian
su aspecto cansado por otro más luminoso y expresivo. El resultado es una auténtica
remodelación (escultura) del rostro.
Desde la primera sesión, se
atenúan visiblemente las arrugas, los pómulos cobran realce, se reducen las
marcas de expresión y se mitiga la flacidez. El tratamiento completo, que se
realiza en tandas de cinco sesiones, logra un cambio total del rostro, sin
necesidad de ningún tipo de cirugía estética, únicamente con tratamientos
naturales, que rejuvenecen nuestra piel y actúan mejorando
su estado de salud.
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