Un tratamiento infantil con terapia craneosacral

Os presentamos el caso de Josep, de 9 años, que presentaba problemas de aprendizaje, agravados con pésima conducta tanto en casa como en clase, donde mostraba mucha agresividad.

Desde su nacimiento (sietemesino) y hasta los cuatro años estuvo hospitalizado de forma intermitente por problemas digestivos y respiratorios, de los que no se encontró la causa.

Estaba considerado oficialmente como afectado de TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad) con cuadros convulsivos ocasionales.

Presentaba una inteligencia y curiosidad por encima de la media, quería comprenderlo todo y pedía que se le explicasen las cosas. En casa se le trataba aplicando un sistema estricto de castigo-recompensa que él encontraba injusto, rebelándose cuando se le obligaba a obedecer “porque sí”.

Antes de empezar se le explicó claramente en que consistiría el tratamiento usando diversos modelos anatómicos. Comprendió las explicaciones e hizo preguntas pertinentes, estaba encantado de aprender cosas nuevas.

No presentó ninguna resistencia, se mostró colaborador, confiado e incluso ilusionado.

Cuando le practicábamos determinadas maniobras, como la descompresión Occipital-Atlas o la de los Huesos Temporales, el niño experimentaba una gran sensación de alivio.

A partir de la 4ª sesión ya se notaron cambios claros en su actitud. Se mostraba más reflexivo y menos explosivo en sus reacciones.

Después de la 12ª sesión su profesora ya le consideraba un alumno normal, trabajador y responsable. No reincidió en los problemas de relación con sus compañeros ni en su actitud violenta.

La evolución del caso ha podido ser contrastada día a día a través de sus educadores con los que hemos estado siempre en contacto.

Eran aconsejables más sesiones para consolidar esos cambios, además él deseaba continuar, pero su familia cambió su residencia a otra ciudad y no fue posible.
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