En nuestro centro y desde hace más de 15 años hemos tratado
a más de 40 niños diagnosticados como autistas o TAE o TDAH o cualquiera de sus
variantes.
Los diagnósticos oficiales se basan en observaciones de la
conducta y en la aplicación de unos test diseñados para ello.
Un experimentado profesor de primaria con el que compartimos
algunas experiencias nos comentó que, si se realizara el test a todo el colegio
incluidos los profesores nos aparecerían trastornos por todas partes.
Hemos tratado desde casos
muy profundos con introversión total y mínima reacción a estímulos, hasta casos
más leves, vistos más como un retraso en el desarrollo, pasando por algunos
caso de “adelanto” que presentaban capacidades por encima de la media.
Según nuestra experiencia no hemos observado nunca procesos
insalvables. Al movilizar y soltar algunos enganches que impiden el movimiento
normal en los huesos craneales los niños sienten un alivio inmediato y, aunque
a diferentes ritmos, todos consiguen avanzar.
Después del tratamiento, los casos leves pasaron a ser
considerados oficialmente como “normales” y los más profundos, los de “no
hablará nunca”, “no jugará con los demás niños”, etc. avanzaron mucho. Poco a
poco fueron capaces de interesarse, comunicarse y relacionarse con su entorno.
Aprendieron a leer y a hacer operaciones aritméticas. Se vestían, se aseaban y comían solos, etc.
En estos tratamientos hemos procurado siempre la implicación
de la familia y de los demás profesionales que trabajaban con el niño:
profesores, logopedas, psicólogos, etc.
Empleamos básicamente Terapia Craneosacral y Reflexología
Podal, que suelen complementarse con Esencias Florales.
No podemos garantizar el patrón exacto de progreso. Todo
depende de cada caso. Pero nuestra experiencia y conocimientos nos permiten
afirmar que estos niños pueden mejorar mucho su calidad de vida, que nunca son
“incurables”.
Ilustración de Charles Schulz (Linus & Charlie Brown)
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