Tatuajes

Los tatuajes ya forman parte de la vida cotidiana, muchos famosos, deportistas, actores, músicos… lucen abundante piel tatuada y sirven de ejemplo.

El sentimiento de pertenencia al grupo siempre ha sido el principal motivo para tatuarse. Muchas culturas lo han usado como señal de rango social o de clan, grupos sociales muy cohesionados como marinos, soldados, miembros de hermandades o delincuentes lo emplean en este sentido, actualmente se hace más bien como expresión estética.

El proceso básico del tatuaje es el mismo que el de la micropigmentación o “maquillaje permanente” que consiste en la infiltración de tinta bajo la epidermis donde queda fijada de forma indeleble.

Al inyectar la tinta, nuestro sistema inmunitario la identifica como un cuerpo extraño e intenta hacerla desaparecer. Los macrófagos la atacan y llevan los restos al sistema linfático para su eliminación, pero solo consiguen eliminar las partículas más pequeñas, las de mayor tamaño son las que permanecen formando el dibujo.

El que sea un hecho voluntario no significa que no sea agresivo por lo que, si os decidís a hacerlo, deben minimizarse los riesgos.
 
Elegir un buen profesional que trabaje en un lugar aséptico y que emplee tintas sintéticas de buena calidad. Debe evitarse la presencia de metales pesados como mercurio, plomo, cobre o cromo que contienen algunas tintas y que todavía se utilizan.
Esto ayuda a que el dibujo quede bien fijado y definido y a que no se “difumine” con el tiempo. Llevar para siempre sobre la piel un dibujo mal realizado resulta desagradable.
Deben hacerse pruebas para prevenir reacciones alérgicas. No existen, por el momento, tintas hipoalergénicas.
No tatuar sobre lunares, erupciones cutáneas o cicatrices recientes.
Este proceso puede optimizarse mediante unas sesiones de Drenaje linfático mientras dure el proceso de tatuaje que ayudará a la desinfección y desinflamación de la zona.
Es mejor pensarlo dos veces antes de empezar, no sólo por el dolor o el riesgo que conlleva sino porque cambiar de idea una vez realizado es complicado y costoso. Para quitar un tatuaje se hace mediante aplicaciones localizadas de láser que no “borra” la tinta sino que la fragmenta en partículas muy pequeñas para permitir al sistema inmunitario eliminarla. Nunca se eliminará al 100%, es doloroso, puede durar meses y existe riesgo de quemaduras superficiales e inflamación en pieles sensibles.
En este proceso, aún es más aconsejable el Drenaje linfático para ayudar a nuestro organismo en la tarea de limpiar y regenerar los tejidos. Los resultados serán mejores y más rápidos, minimizándose de daños asociados al tratamiento con láser.
Comentarios... 0

No hay comentarios :

Publicar un comentario